viernes, 20 de mayo de 2011

El video del cuento El Principito


Imágenes más sobresalientes de la historia del Principito
Animate a conocer sus aventurea y de que manera trata de rescatar las virtudes de los seres humanos

miércoles, 18 de mayo de 2011

    Creamos nuestro blog del libro que leímos


Nuestros compañeros escriben sus opiniones


Compartimos nuestras experiencias con la historia de amor del Principito


Todas trabajamos con ahínco en la difusión de nuestro trabajo


Leímos con mucho interés el libro que escogimos


Es una historia llena de amor y ternura inigualable


¿Quién no ha leído esta tierna historia?


El Principito intenta recuperar las virtudes que tenemos 
todas las personas


Soy Mylett, una inquieta lectora


Soy María Fernanda, me encanta leer

Somos Alessandra & Fernanda y 
nos encanta leer 




Somos Fernanda y Mylett 
Y nos encanta participar en 
lectura.




Alessandra , Mylett y cada día leemos
una pagina mas del Principito que es 
muy creativo.


Soy Indra, una niña súper lectora

Somos Las Principitas que les venimos a ofrecer que leen el libro
"El Principito" de Antoine de Saint Exupéry
Es una historia inagotable y profunda



Los invitamos a leer este interesante libro


 El Principito es un angelical niño que intenta 
rescatar las mayores virtudes del ser humano 
dejadas en el olvido. 
Es una historia con un verdadero testimonio de amor y ternura.

martes, 17 de mayo de 2011

le Seguimos "Principito"



—Esta es la caja. El cordero que quieres está adentro. Con gran sorpresa mía el rostro de mi
joven juez se iluminó:
—¡Así es como yo lo quería! ¿Crees que sea necesario mucha hierba para este cordero?
—¿Por qué?
—Porque en mi tierra es todo tan pequeño…
Se inclinó hacia el dibujo y exclamó:
—¡Bueno, no tan pequeño…! Está dormido…
 así fue como conocí al principito.
                                                                       
                                                                          III

No fue tarea fácil comprender de dónde venía. El principito me acosaba a preguntas y no parecía preocuparse demasiado por las mías. Muy lentamente y a través de algunas palabras emitidas al azar, es como pude poco a poco enterarme de todo. Al ver por primera vez mi avión (al que no dibujaré por ser algo complicado para mí), me preguntó:
-¿Qué es esta cosa?
-No se trata de una cosa. Vuela. Se llama avión. Es mi avión.
Sentí orgullo al hacerle saber que volaba. Entonces exclamó:
-Entonces ¿has caído del cielo?
-Sí-dije humildemente.
-¡Ah! ¡Qué gracioso!...
El principito soltó tal carcajada que me sentí muy irritado. No me gusta que se tomen a risa mis desgracias.
Inmediatamente agregó:
-Entonces, ¡tú también vienes del cielo! ¿De qué planeta eres?
El misterio de su presencia quedó transformado en una luz y pregunté atropelladamente:
-¿Tú vienes de otro planeta?
Pero no me respondió. Movía la cabeza muy suavemente de un lado al otro mientras miraba mi avión:
-En esto..., no puedes haber venido de muy lejos.
Pareció haberse hundido en un ensueño que duró un largo rato. Luego, sacó el cordero del bolsillo contemplándolo ensimismado.
Imaginen ustedes, cómo pudo haberme intrigado esta semiconfidencia acerca de los "otros planetas". Quise saber aún más:
-¿De dónde vienes, exactamente? Y dónde queda tu casa? A dónde llevarás mi cordero?-pregunté al hombrecito.
Luego de meditar silenciosamente, respondió:
-Me agrada la caja que me has regalado ya de en la noche le servirá de casa.
-Ya lo creo. Si eres amable también te daré una cuerda a fin de atarlo durante el día. Y una estaca.
Esto, no pareció conformar al principito:
-¿Atarlo? ¡Vaya idea rara!
-Piensa que si no lo atas, tomará cualquier rumbo y se perderá.
Mi amigo fue objeto de una nueva carcajada:
-¿Dime dónde crees que iría?
-A cualquier lugar. Derecho, siempre adelante...
El principito entonces exclamó severamente:
-¡Eso no interesa! ¡Mi casa es tan pequeña!
Quizá con cierta tristeza agregó:
-Derecho, siempre adelante de uno, no se puede ir muy lejos...


                                                             IV
supe algo más acerca de él. ¡El planeta de donde provenía era apenas más grande que una casa!
Tenía conocimiento, que fuera de los grandes planetas conocidos como la Tierra, Júpiter, Marte, Venus, hay centenares de planetas, muchas veces tan pequeñitos, que apenas pueden ser vistos a través de un telescopio.
Cuando un astrónomo descubre alguno, lo identifica con un número. Por ejemplo: "asteroide 3251".
Suficientes razones tengo como para creer que el planeta de donde provenía mi amigo es el asteroide B 612. Sólo una vez ha sido visto con el telescopio, en el año 1909, por un astrónomo de origen turco.
El científico realizó la demostración de su descubrimiento en un Congreso Internacional de Astronomía. Su explicación no fue creíble a causa de su vestido. Así son las personas grandes.
Sin embargo, más tarde, un dictador turco obligó al pueblo bajo ley de pena de muerte, vestirse al estilo europeo. Esto ofreció nueva oportunidad al astrónomo quien en 1920 mostró por segunda vez su descubrimiento, pero en esta oportunidad, con un traje sumamente elegante. Esta vez, todo el mundo compartió su opinión.
Referí detalles del asteroide B 612 tan sólo por las personas grandes. Ellos aman los números. Cuando les comunicáis acerca de un nuevo amigo, jamás preguntan sobre lo esencial: "Cómo es el timbre de su voz? Cuáles son los juegos que prefiere? Colecciona mariposas?" En cambio preguntan: "Qué edad tiene? Cuántos hermanos? Cuánto pesa? Cuánto gana su padre?". Sólo así creen conocerle.
Si contás a los adultos: "He visto una magnífica casa construida con ladrillos rojos, geranios en las ventanas y palomas en el techo...", no podrán imaginarse la casa. En cambio si dices: "He visto una casa de cien mil francos", exclaman: "Qué hermosa es!"
Si dices: "La prueba que confirma que el principito existió es que era encantador, que reía y que quería un cordero. Querer un cordero es prueba de su existencia", se encogerán de hombros y os tratarán como se trata a un niño. En cambio si les dices: "El planeta de donde provenía es el asteroide B 612", quedarán convencidos y no formularán más preguntas sobre esta cuestión. Son así, no hay que reprocharles. Los niñitos deben ser muy indulgentes con las personas grandes.
Los que comprendemos la vida, nos burlamos de los números. Más me hubiera gustado dar comienzo a esta historia como si se tratara de un cuento de hadas. En tal caso hubiera dicho:
"Había una vez un principito que vivía en un planeta apenas más grande que él y que tenía la necesidad de un amigo..." Para aquéllos que comprenden la vida les habría parecido mucho más real.
Detesto que se lea mi libro a la ligera. Me entristece relatar estos recuerdos!. Transcurrieron ya seis años que mi hombrecito se marchó con su cordero. Intento describirlo aquí sencillamente para no olvidarlo. Es triste olvidar a un amigo. No todos han tenido esta oportunidad. Podría transformarme en persona grande e interesarme sólo por las cifras. Es por ello que me he comprado una caja de lápices de colores. A mi edad, es penoso retomar el dibujo, cuando sólo se hicieron algunos esbozos de boas cerradas y abiertas a la edad de seis años. Intentaré hacer la reproducción de los dibujos, lo más parecidos posible. Dudo tener éxito pues un retrato va, y el otro no se parece más. Cometo errores en la talla. Es aquí el principito demasiado alto; allá algo pequeño. Se me desdibuja por instantes el color de su vestido. Voy ensayando de una forma u otra a fin de lograr el retrato más próximo a él. Habrán de perdonar mis imperfecciones. Mi amigo jamás daba explicaciones. Tal vez me creía parecido a él; aunque yo lamentablemente, no poseo la cualidad de ver corderos a través de una caja. Me pareceré quizá a las personas grandes. Indudablemente, debo haber envejecido.

sábado, 14 de mayo de 2011

Lo demas del Principito

A lo largo de mi vida he tenido multitud de contactos con multitud de gente seria. Viví mucho con
personas mayores y las he conocido muy de cerca; pero esto no ha mejorado demasiado mi opinión
sobre ellas.
Cuando me he encontrado con alguien que me parecía un poco lúcido, lo he sometido a la
experiencia de mi dibujo número 1 que he conservado siempre. Quería saber si verdaderamente era un
ser comprensivo. E invariablemente me contestaban siempre: "Es un sombrero". Me abstenía de
hablarles de la serpiente boa, de la selva virgen y de las estrellas. Poniéndome a su altura, les hablaba
del bridge, del golf, de política y de corbatas. Y mi interlocutor se quedaba muy contento de conocer a un
hombre tan razonable.
II
Viví así, solo, nadie con quien poder hablar verdaderamente, hasta cuando hace seis años tuve
una avería en el desierto de Sahara. Algo se había estropeado en el motor. Como no llevaba conmigo ni
mecánico ni pasajero alguno, me dispuse a realizar, yo solo, una reparación difícil. Era para mí una
cuestión de vida o muerte, pues apenas tenía agua de beber para ocho días.
La primera noche me dormí sobre la arena, a unas mil millas de distancia del lugar habitado más
próximo. Estaba más aislado que un náufrago en una balsa en medio del océano. Imagínense, pues, mi
sorpresa cuando al amanecer me despertó una extraña vocecita que decía:
— ¡Por favor... píntame un cordero!
—¿Eh?
—¡Píntame un cordero!
Me puse en pie de un salto como herido por el rayo. Me froté los ojos. Miré a mi alrededor. Vi a
un extraordinario muchachito que me miraba gravemente. Ahí tienen el mejor retrato que más tarde logré
hacer de él, aunque mi dibujo, ciertamente es menos encantador que el modelo. Pero no es mía la culpa.
Las personas mayores me desanimaron de mi carrera de pintor a la edad de seis años y no había aprendido a dibujar otra cosa que boas cerradas y boas abiertas.
Miré, pues, aquella aparición con los ojos redondos de admiración. No hay que olvidar que me 
encontraba a unas mil millas de distancia del lugar habitado más próximo. Y ahora bien, el muchachito no 
me parecía ni perdido, ni muerto de cansancio, de hambre, de sed o de miedo. No tenía en absoluto la 
apariencia de un niño perdido en el desierto, a mil millas de distancia del lugar habitado más próximo. 
Cuando logré, por fin, articular palabra, le dije: 
— Pero… ¿qué haces tú por aquí?
_______________________________________________________________________________-
Y él respondió entonces, suavemente, como algo muy importante: 
—¡Por favor… píntame un cordero! 
Cuando el misterio es demasiado impresionante, es imposible desobedecer. Por absurdo que 
aquello me pareciera, a mil millas de distancia de todo lugar habitado y en peligro de muerte, saqué de mi 
bolsillo una hoja de papel y una pluma fuente. Recordé que yo había estudiado especialmente geografía, 
historia, cálculo y gramática y le dije al muchachito (ya un poco malhumorado), que no sabía dibujar.
—¡No importa —me respondió—, píntame un cordero! 
Como nunca había dibujado un cordero, rehice para él uno de los dos únicos dibujos que yo era 
capaz de realizar: el de la serpiente boa cerrada. Y quedé estupefacto cuando oí decir al hombrecito: 
— ¡No, no! Yo no quiero un elefante en una serpiente. La serpiente es muy peligrosa y el elefante 
ocupa mucho sitio. En mi tierra es todo muy pequeño. Necesito un cordero. Píntame un cordero.
 Dibujé un cordero. Lo miró atentamente y dijo
—¡No! Este está ya muy enfermo. Haz otro.
Volví a dibujar. 
Mi amigo sonrió dulcemente, con indulgencia. 
—¿Ves? Esto no es un cordero, es un carnero. Tiene Cuernos…
Rehice nuevamente mi dibujo: fue rechazado igual que los anteriores





—Este es demasiado viejo. Quiero  un cordero que viva mucho tiempo. 
Falto ya de paciencia y deseoso de comenzar a desmontar el motor, garrapateé rápidamente este 
dibujo, se lo enseñé, y le agregué: 


esperen  mas paginas =D leean 

viernes, 13 de mayo de 2011

El Principito

Aquí les dejo un muy buen cuento del Principito es un cuento donde aprenderás aprendizajes sobre un niño que cuenta su historia sobre en dibujos.

                                                             EL PRINCIPITO
                                                        A. De Saint - Exupéry
                                                                Leon Werth:
Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona mayor. Tengo una seria
excusa: esta pe rsona mayor es el mejor amigo que tengo en el mundo. Tengo otra excusa: esta persona
mayor es capaz de entenderlo todo, hasta los libros para niños. Tengo una tercera excusa: esta persona
mayor vive en Francia, donde pasa hambre y frío. Verdaderamente necesita consuelo. Si todas esas
excusas no bastasen, bien puedo dedicar este libro al niño que una vez fue esta persona mayor. Todos
los mayores han sido primero niños. (Pero pocos lo recuerdan). Corrijo, pues, mi dedicatoria:
                                                          A LEON WERTH
                                                       CUANDO ERA NIÑO

Cuando yo tenía seis años vi en un libro sobre la selva virgen que se titulaba "Historias vividas",
una magnífica lámina. Representaba una serpiente boa que se tragaba a una fiera.
En el libro se afirmaba: "La serpiente boa se traga su presa entera, sin  masticarla. Luego ya no
puede moverse y duerme durante los seis meses que dura su digestión".
Reflexioné mucho en ese momento sobre las aventuras de la jungla y a mi vez logré trazar con un lápiz de colores mi primer dibujo. Mi dibujo número 1 era de esta manera:
Enseñé mi obra de arte a las personas mayores y les pregunté si mi dibujo les daba miedo.
—¿por qué habría de asustar un sombrero?— me respondieron.
Mi dibujo no representaba un sombrero. Representaba una serpiente boa que digiere un elefante. 
Dibujé entonces el interior de la serpiente boa a fin de que las personas mayores pudieran comprender.Siempre estas personas tienen necesidad de explicaciones. Mi dibujo número 2 era así:

Las personas mayores me aconsejaron abandonar el dibujo de serpientes boas, ya fueran 
abiertas o cerradas, y poner más interés en la geografía, la historia, el cálculo y la gramática. De esta 
manera a la edad de seis años abandoné una magnífica carrera de pintor. Había quedado desilusionado 
por el fracaso de mis dibujos número 1 y número 2. Las personas mayores nunca pueden comprender 
algo por sí solas y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones. 
Tuve, pues, que elegir otro oficio y aprendía pilotear aviones. He volado un poco por todo el  
mundo y la geografía, en efecto, me ha servido de mucho; al primer vistazo podía distinguir
perfectamente la China de Arizona. Esto es muy útil, sobre todo si se pierde uno durante la noche


Bueno mañana les dejaremos otras 3 paginas espero que comenten & les guste este pequeño & útil libro muy maravilloso grasias.